Buen día mamá estamos de vuelta con el tema de los berrinches. En el artículo anterior sobre berrinches vimos el caso personal de una mamá y analizamos los roles de poder o manipulación y cómo esto tenía que ver con la responsabilidad que el niño podría tener con respecto de su deseo.
Cuando un niñ@ está viviendo un momento de angustia, ansiedad o frustración se debe en gran parte a que se siente incomprendido o no comprende. Trata de ayudar a tu pequeñ@ a que enuncie lo que no puede decir, a que reconozca lo que le pasa, en ocasiones puede ser sueño, dolor, apego o ganas de un abrazo… La respuesta que prevenga el berrinche sería la más adecuada, pero en la medida de que atienda la palabra, aquello que invite al niñ@ a aprenda y a nombrarla: enunciar lo que necesita. Requiere de mucha paciencia y tolerancia pero es la capacidad más maravillosa que podríamos tener los seres humanos ya que a manera de resolución de conflictos no ha habido otra que promueva mayor paz que la palabra.
En parte a través de un berrinche, el niñ@ está manifestando su incapacidad para entender la circunstancia que vive, y al mismo tiempo está reconociendo su deseo (se diferencia de los otros[1] en la circunstancia). Una vez que reconoce su deseo, entonces empieza a identificar el poder de su deseo. Ese poder tiene que ver con los berrinches y con un poder que él sea capas de manejar también.
El deseo del niño puede ser siempre más fuerte pero tiene que aprender a autoregularse para no vivir frustración que lleve al berrinche, e ir incorporando la responsabilidad con respecto del poder que ejerce. Eventualmente esto se desplaza cuando existe un dominio de la palabra y el niñ@ comienza a hacer negociaciones y a usar su poder con responsabilidad. En el caso de la mamá del artículo anterior, el hecho de que ella estuviera siendo manipulada por su hijo, o no, dependería de si aquello que está negociando es en realidad algo que lo el niñ@ ya puede tener responsabilidad.
Un ejemplo podría ser que el niñ@ consiga la negociación a favor de usar el gorro de la chamarra sólo en el exterior y si clima es extremadamente frío. Como madres o padres podemos creer que está desafiando algo que es imprevisible pues es su salud, pero quizás nosotros mismos no estamos usando esas prendas y él ya es capas de reconocer cuando tiene frío o no en la cabeza. Continuaremos con la parte 3 en el siguiente capítulo.
[1]Se refiere a una otredad donde nada es personal, él se diferencia de todo o se reconoce en su autenticidad y a la vez que su autenticidad (yo) le otorga un poder, le genera incomprensión y miedo para ejercerlo apropiadamente (con respecto de la otredad o sociedad).